EL CASO SEMENYA
Aunque la polémica venía ya de largo, en 2009 salta de nuevo a la palestra con el caso de Semenya, atleta sudafricana de media distancia. Sus características externas un tanto masculinizadas y su portentosa musculatura llevaron a sospechar acerca de su sexualidad, realizándole múltiples análisis para determinar que ciertamente era una mujer.
Tras estas determinaciones, se comprobó que poseía un nivel de testosterona 3 veces por encima de lo normal para una mujer de su edad y sus características, pero mucho menos de lo que tendría si fuera hombre.
LA LEGISLACIÓN ACTUAL
Aun con este resultado, el COI a día de hoy insta a las federaciones internacionales a realizar determinaciones rutinarias de testosterona a las atletas, a fin de evitar ventajas de unas sobre otras por tener un hiperandrogenismo, aunque este sea natural. Pero, ¿no es esta simplemente una ventaja evolutiva? Sería como vetar el acceso a la universidad a los alumnos más brillantes por poseer mayor inteligencia que el resto, algo impensable e inconcebible.
Tras estas determinaciones se vislumbra la intención oculta del COI de intentar determinar a priori el sexo de las deportistas con caracteres sexuales más ambiguos. Para Semenya, las diferentes pruebas fueron humillantes e intrusivas, y posiblemente en un futuro cientos de deportistas tengan que sufrirlas.
LOS NIVELES DE TESTOSTERONA
Existen diversas atletas con niveles anormalmente elevados de testosterona, pero no existe una causa única para ello. En ocasiones podemos encontrar una hiperplasia suprearrenal como causa; una de las principales fuentes de hormonas masculinas en la mujer son las glándulas suprarrenales, encargadas de producir andrógenos amen de ciertas hormonas importantes para nuestro día a día como el cortisol. Mutaciones en las enzimas que se encargan de la producción de estas hormonas, pueden hacer que el organismo realice una producción anormal de las mismas.
Otra causa puede ser el hermafroditismo o pseudohermafroditismo, estados intersexuales en los que los niveles de testosterona se encuentren por encima de la media.
Y es que realmente la testosterona ayuda a los deportistas en su actividad: incrementan la masa muscular, y evitan la degradación proteica del músculo, aumentando la potencia física de la persona. Sobre todo para los deportes en los que se requiere potencia muscular, mejoran notablemente el rendimiento atlético, por eso muchos deportistas recurren a los esteroides anabolizantes como ayuda para su ejercicio.
LAS CONSECUENCIAS
Un nivel elevado de andrógenos, aun siendo mujer, excluiría a la deportista del campeonato en cuestión. ¿Qué consecuencias puede tener esto? El empleo de técnicas médicas o quirúrgicas que permitan el descenso del nivel de testosterona en las deportistas, con el riesgo que esto supondría.
Especialmente relevante puede ser en países en vías de desarrollo, donde el deporte es la salida para muchas mujeres, a fin de no acabar involucradas en conflictos nacionales o verse sometidas a la dictadura de sus propios hogares.
Ya podemos leer informes que anuncian gonadectomías y clitoridectomías parciales en atletas provenientes de países en desarrollo. Amen del empleo de fármacos antiandrogénicos, empleados por ejemplo en varones en la castración química de los mismos.
Por ello, no es de extrañar que existan ya muchas voces críticas con este proyecto, ya que a priori consideran discriminativo el no poder participar en un evento deportivo sólo por tener un nivel superior de testosterona de forma natural. Y adentrándose en el trasfondo de la normativa, se critica la humillación a la que se sometería a estas deportistas, y la cantidad de pruebas que se les aplicarían, siendo en muchas ocasiones no concluyentes.
