El sistema de pensiones se acerca al colapso. Difícilmente se mantiene en la actualidad pero es que en un futuro, si todo sigue así, no habrá siquiera manera de mantenerlo. Es la crónica de una muerte anunciada. Y no, la culpa no es de los políticos por haber roto el cerdito de barro antes de tiempo, que también.
El problema de que en un futuro el sistema de pensiones caiga es del problema de natalidad que tenemos en España, de la España envejecida que viene de camino. Solo hay que ver los estudios referidos a la pirámide de población que pronostican para 2050, en la que tendremos una pirámide de población justo al revés de lo ideal. Es decir, habrá muchos más ancianos que jóvenes y por tanto no habrá suficientes jóvenes trabajando que puedan pagar tan numerosas pensiones.
Existen dos soluciones a este problema. Hacen falta más jóvenes y para ello una de las opciones que se propone es una inmigración masiva extraeuropea, con las consecuencias que ello traería: bajada de los salarios por la competencia que ofrecen al trabajar por sueldos más bajos, sustitución de la población ya que su natalidad casi triplica a la natalidad autóctona, delincuencia, etc. Y la otra solución sería la de fomentar la natalidad con medidas y ayudas que permitan aumentar nuestras tasas de natalidad para que en un futuro esos nuevos nacidos puedan trabajar y conseguir que el sistema de pensiones no desaparezca.
Por otro lado, el Gobierno empeora aún más la situación subiendo, por un puñado de votos, las pensiones. ¡Con lo que les está costando hacer frente a las actuales encima quieren subirlas! Me suena a promesa barata antes de las elecciones que luego ni tienen pensado cumplir, como es típico en ellos.
No se dejen engañar. Duden, razonen y actúen.