La oposición en España no participa en la política, no colabora, no propone ideas, no hace nada. A lo único que se dedica es a criticar al gobierno de turno, a ponerle trabas a todo lo que hace, llevarle la contraria en todo; y aunque a veces, por las ideas de su partido, estuvieran de acuerdo con cierta medida que tomara el gobierno, también se quejan y la critican. Esto ocurre siempre, tanto si la oposición está formada por partidos de izquierdas, como de derechas, su actuación es la misma.
Otras de las funciones de la oposición española es la de aplaudir cuando el otro lo hace mal. Supongamos por ejemplo que el gobierno toma una medida que lleva a España a la bancarrota. La oposición, lejos de intentar que esto no ocurra, se alegran de que España se quede en bancarrota, se ríen incluso, aplauden. Porque eso hará que dentro de cuatro años, en teoría, los votos vayan para ellos y salgan elegidos para el gobierno. No les importa España, solo les importa que en un futuro ellos sean los que chupan del bote.
Estamos en una España en la que los que gobiernan, la cagan, y los opositores hacen que la caguen aún más. No hay ni siquiera una intención para que gobierno y oposición se unan y lleguen a algún acuerdo, dejando al lado sus diferencias, por el cual España se renovara. No interesa, no interesa el país, no interesa España, solo interesa chupar del bote. Y declarada está en nuestro país una guerra interna, entre gobierno y oposición, entre izquierdas, centro y derechas, gracias a la cual, España jamás logrará recuperar su grandeza.