El rito Halal consiste en sacrificar al animal de una manera especial, tal y como manda el islam. Para realizarlo conforme a las reglas establecidas, el animal debe estar sedado, mirando hacia la Meca y el sacrificio debe realizarse con un corte rápido en el cuello. El objetivo de esta técnica es conseguir un mayor drenaje de la sangre, consiguiendo una mayor higiene en la carne, y minimizando el dolor y la agonía del animal.
Hace unos años, rara era la empresa que sacrificaba los animales por medio de este rito, sin embargo la alta demanda de este tipo de certificación ha hecho que muchas empresas apuesten por este mercado.
Durante el año 2015 se facturó para este mercado unos 1,1 billones de dólares y la previsión para 2021 es que sea de 1,9 billones. Esta facturación está ligada al crecimiento de la población musulmana, que se espera que crezca hasta los 2,2 miles de millones en todo el mundo.
La llegada a Extremadura de inmigrantes musulmanes ha hecho que la demanda de este tipo de productos crezca. También hay que tener en cuenta que la población musulmana ha aumentado en 40.000 personas en 2017, hasta casi 2 millones y de que representan aproximadamente el 4 por ciento de la población total de habitantes del país. (UCIDE. 2018. Estudio demográfico de la población musulmana).
En cuanto a comercio exterior, se exporta gran parte de esta carne, alrededor del 80% de la producción, a los Emiratos Árabes Unidos, donde es bastante apreciada la carne de la península, pero también a Arabia Saudí, Catar e Inglaterra.
A pesar de que muchas empresas extremeñas realizan este rito, solamente hay un único gran matadero en Extremadura, el de Olivenza (Badajoz), dónde casi 30.000 cabezas de ovino y caprino junto con 6.300 vacas fueron sacrificadas el año pasado.
La realización o no del sacrificio mediante el rito halal no afecta apenas a las pequeñas empresas de nuestra región pero si a los grandes mataderos y a empresas que manejan un alto volumen de estos productos.
