04 septiembre 2024 | Publicado : 11:35 (04/09/2024) | Actualizado: 14:03 (11/09/2024)
En un entorno donde la seguridad alimentaria y la salud son temas prioritarios, los hidrocarburos saturados de aceite mineral (MOSH) y los hidrocarburos aromáticos de aceite mineral (MOAH) han adquirido una relevancia importante. Estos compuestos, derivados del petróleo y presentes en la cadena alimenticia, han generado preocupación debido a su potencial toxicidad y capacidad para acumularse en el sistema linfático humano.
La creciente preocupación sobre cómo los Mosh Moah contaminan nuestros alimentos resalta la urgencia de abordar esta problemática para proteger la salud pública. Este artículo profundiza en qué son los MOSH y MOAH, sus posibles fuentes de origen, y cómo pueden llegar a contaminar tanto alimentos como envases. También se explora su impacto en la salud humana y se analizan las medidas de mitigación y regulación propuestas por la EFSA (Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria).
Los hidrocarburos de aceites minerales (MOH) representan una categoría amplia de compuestos químicos obtenidos de la destilación y refinado del petróleo. Dentro de esta categoría, se distinguen dos tipos principales: los Hidrocarburos Saturados de Aceites Minerales (MOSH) y los Hidrocarburos Aromáticos de Aceites Minerales (MOAH). Estos compuestos están presentes en numerosos productos, incluidos alimentos y envases, lo que genera preocupaciones sobre su seguridad y efectos en la salud.
Los MOSH son hidrocarburos alifáticos que pueden ser lineales, ramificados o cíclicos, pero no contienen anillos aromáticos. Estos compuestos tienden a acumularse principalmente en el hígado y el sistema linfático. Aunque estudios en ratas han mostrado efectos adversos en el hígado, la investigación sugiere que estos efectos no se aplican directamente a los humanos, lo que minimiza el riesgo percibido para la salud pública.
Por otro lado, los MOAH contienen anillos aromáticos en su estructura, lo que puede representar un mayor peligro para la salud humana. Estos compuestos están relacionados con hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP), conocidos por su potencial genotóxico y carcinogénico. El benzo(a)pireno, un HAP muy conocido, ejemplifica la toxicidad de los MOAH, que pueden dañar el ADN celular y aumentar el riesgo de cáncer, sin un nivel seguro de exposición.
Los MOSH y MOAH pueden llegar a los alimentos a través de diversas fuentes, cada una de las cuales representa un riesgo potencial para la salud humana. A continuación, se detallan las principales fuentes y métodos por los cuales estos hidrocarburos contaminan alimentos y envases.
Envases y embalajes: Los alimentos pueden contaminarse por el contacto con envases de papel o cartón reciclado, especialmente si contienen tintas con MOSH y MOAH. Además, plásticos y otros materiales pueden liberar estos compuestos durante su fabricación o uso.
Contaminantes ambientales e industriales: MOSH y MOAH pueden ingresar a los alimentos durante la producción agrícola e industrial. Esto incluye el uso de aceites y combustibles en maquinaria agrícola, así como lubricantes y otros productos derivados del petróleo utilizados en la maquinaria de procesamiento de alimentos.
Aditivos alimentarios: Algunos desmoldeantes o coadyuvantes tecnológicos en la industria alimentaria, como aceites desmoldeantes, ceras para frutas, antiespumantes y aditivos anti-polvo, pueden contener MOSH y MOAH, introduciéndolos directamente en los alimentos durante su preparación.
Migración desde materiales en contacto con alimentos: MOSH y MOAH pueden migrar de los envases a los alimentos.
Uso de lubricantes y otros agentes: Los lubricantes para equipos de producción pueden ser fuentes de contaminación.
Contaminación durante el cultivo y recolección: Los productos agrícolas pueden contaminarse durante su recolección y tratamiento.
Los efectos a largo plazo de los MOSH y MOAH en la salud humana son motivo de creciente preocupación. Estos compuestos, presentes en alimentos y materiales en contacto con alimentos, tienen diferentes impactos potenciales en la salud, que van desde la acumulación en órganos hasta la carcinogenicidad.
Los MOSH se conocen por su capacidad de acumularse en el hígado y el sistema linfático humano. Aunque los estudios en animales han mostrado efectos adversos en el hígado, la investigación indica que estos efectos no son necesariamente aplicables a los humanos. No obstante, la persistencia de MOSH en órganos específicos hace esencial continuar investigando para entender mejor sus posibles efectos a largo plazo. Es crucial recopilar más datos sobre la toxicidad de MOSH para realizar una evaluación de riesgo adecuada.
Los MOAH incluyen compuestos con propiedades genotóxicas que pueden dañar el ADN celular y aumentar el riesgo de cáncer. Al estar relacionados con hidrocarburos aromáticos policíclicos, conocidos por su potencial carcinogénico, la preocupación es considerable. La falta de un nivel seguro de exposición para ciertos tipos de MOAH subraya la necesidad de regulaciones estrictas y una vigilancia continua de estos compuestos en los alimentos.
Para abordar la presencia de MOSH y MOAH, se han establecido varias medidas de mitigación y regulación. Estas incluyen vigilancia, mejoras en la fabricación y regulación efectiva para minimizar los riesgos.
Las recomendaciones enfatizan mejorar la caracterización de MOSH y MOAH en alimentos y estudiar más la toxicidad y el destino de los productos formados tras la alteración de MOSH en el organismo. Se sugiere investigar cómo la estructura de los MOSH afecta su metabolismo y acumulación en el cuerpo, y recopilar más datos sobre su toxicidad.
La Recomendación (UE) 2017/84 de la Comisión establece la necesidad de vigilancia de MOSH y MOAH en alimentos y materiales en contacto con alimentos. La Comisión Europea propone niveles máximos de MOH en productos alimenticios y está revisando la norma UNI EN 16995:2017 para obtener límites de aplicación más bajos. Se espera que la nueva opinión de la EFSA impulse medidas de gestión del riesgo adecuadas para minimizar la presencia de MOSH y MOAH.
Los consumidores deben estar informados sobre las normativas y regulaciones sobre hidrocarburos de aceites minerales en alimentos, seguir las pautas de las autoridades sanitarias, elegir alimentos que cumplan con los estándares de seguridad y apoyar la investigación y el desarrollo de métodos de detección y análisis más eficientes. También es esencial exigir a la industria alimentaria mejoras en los procesos de producción alimentaria.
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