Aunque no por esperado, fue menos el dolor. Aquel 7 de enero de 2017, Mário Soares dejó de ser O Homem que Come, Bebe e Respira Política, como lo definió alguna sagaz periodista e ingresó en aquellas otras esferas, en las que habrá sido, en las fue, con gozo recibido y ubicado entre quienes lucharon, con honradez y entrega plena, en defensa de sus Pueblos y de sus Gentes, en defensa de la Libertad y de la Democracia, de la democracia y de la libertad para todos los Pueblos de la Tierra.
Allí donde more, Mário Alberto Nobre Lopes Soares, con sus más de noventa años vividos, ha llegado con un envidiable bagaje y con una vida plena de logros y de realizaciones al servicio de su pueblo y de otros espacios, humanos y políticos, situados allende de su Portugal natal.
Hace ya dos años, se nos fue el joven que luchó de forma intensa y activa contra el Estado Novo, que se enfrentó abierta y decididamente contra la dictadura por lo que hubo de padecer, como tantos de sus compatriotas, hasta una docena de arrestos, con tres años de prisión, una deportación a Santo Tomé y Príncipe y luego un exilio en París.
Hace casi dos años se nos fue el valiente y osado defensor, como de otros muchos perseguidos por el régimen salazarista-caetanista, de Humberto Delgado, participando activamente en las investigaciones sobre su asesinato, aquel trágico episodio que el más negro y sucio fascismo quiso asentar y ubicó en esta tierra extremeña.
Se nos fue el hombre que se convirtió en uno de los refundadores, para asegurar y garantizar la independencia ideológica y fáctica de un socialismo democrático, del Partido Socialista portugués, del que fue el primero de sus Secretarios Generales.
Se nos fue quien después del 25 de Abril, fue Ministro de Asuntos Exteriores.
Y quien fue Primer ministro en el I, II y IX Gobiernos Constitucionales del Estado lusitano, defendiendo todo el proceso revolucionario de los que fueron propósitos totalitarios que podrían haber desembocado en una dictadura, de otro signo, pero dictadura al fin y al cabo. Y fue bajo su mandato cuando los portugueses dispusieron de una seguridad social que durante tantos años se le había negado y se amplió la escuela pública para todos, universalizando fácticamente un derecho universal.
Y se nos fue el incansable luchador contra el colonialismo de raigambre totalitaria e impulsor de todos los procesos descolonizadores, uno de los grandes propósitos del Movimiento de los Capitanes y de la Revolución de los Claveles del 25 de Abril.
Se nos fue el iniciador del proceso de adhesión de su país a la CEE y quien suscribió como Primer Ministro, el correspondiente Tratado en el marco incomparable del Claustro de los Jerónimos lisboetas, ese bellísimo escenario, preñado de historia, cargado de recuerdos del pasado descubridor portugués y de tiempos pretéritos tan brillantes como aquellos, ese capricho manuelino en el que recibió el postrero adeus del pueblo portugués, allí, muy cerquita del Monumento a los Descubrimientos, O Padrão dos Descobrimentos. Y que le acompañó, masiva y amorosamente, hasta el lisboeta Cemitério dos Prazeres.
Se nos fue quien durante una década detentó la Presidencia de la República Portuguesa, el hombre que con aquella su iniciativa de la Presidencia Abierta, las Presidências Abertas, con las que acercó la Institución a todos los grupos sociales y todos los ámbitos portugueses.
Se nos fue el creador de una Fundación, la Fundação Mário Soares, entendida como un proyecto europeo para promover y patrocinar acciones de carácter cultural, científico y educativo en los campos de la ciencia política, la historia contemporánea, las relaciones internacionales y los derechos humanos.
Se nos fue quien resultó electo como Diputado del Parlamento Europeo, tiempo en el que cada semana y desde las páginas del lisboeta Expresso, y para La Vanguardia barcelonesa, firmaba una crónica semanal, "De Bruxelas", con lo que proseguía una ingente tarea que como publicista le había llevado a colaborar muy regularmente con revistas y periódicos portugueses y españoles. Y el autor de una larga y densa producción bibliográfica, desde su inicial trabajo editado en 1950, "As ideias Político-Sociais de Teófilo Braga" hasta uno de sus postreros trabajos, una autobiografía aparecida en Portugal con el título "Um Político Assume-se - ensaio autobiográfico, político e ideológico", difundida en España con el de "Mário Soares: O la lucha por la democracia"
Se nos fue el hombre, el primer extranjero que, en 1995, recibió un Premio Príncipe de Asturias, el de Cooperación Internacional.
Pero, sobre todo, se nos fue un hombre bueno, comprometido con su Pueblo y con la Sociedad. Se nos fue quien se autodefinió diciendo “Sou socialista, republicano e laico.” Quien, además, declaraba “Não sou líder. Sou um cidadão normal, que se vê como tal e que de vez em quando dá umas opiniões. Se são erradas ou certas, os outros que digam. Eu digo apenas o que penso e posso, claro, enganar-me, como toda a gente.”
Porque Mario Soares alcanzo ese nivel que Winston Churchill expresaba al afirmar: “El político se convierte en estadista cuando comienza a pensar en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones.”